La tragedia griega

Hoy vamos a hablar de importantes asuntos económicos, que viene a ser lo mismo que decir asuntos políticos, porque tanto la economía es política, como la política es economía, y más desde que vivimos esta  crisis global.

El hecho en cuestión es que hace escasos días Georgios Papandreu, primer ministro heleno, anunció una nueva ola de recortes para evitar una inminente bancarrota, pues se ha consumido todo el dinero del que viene siendo ya el segundo plan de rescate de la economía griega. Como consecuencia inmediata el consejo de ministros ha aprobado un impuesto por dos años que grava los bienes inmuebles con una tarifa que varía entre 0.5 y 10 euros por metro cuadrado según la zona residencial. Además los empleados públicos perderán una paga mensual, ahogando aún más a los contribuyentes  de aquel país, que han visto como se han congelado las pensiones, recortado los salarios, aumentado la edad de jubilación y subido tributos como el I.V.A.

Ante esta desastrosa realidad debemos recapacitar, pues no son pocas las voces que aseguran que España va por el mismo camino. Por ello, es el momento de decidir si queremos continuar con el actual despilfarro de dinero y con un desmesurado  gasto social, a cambio de tener que vernos en un futuro más o menos próximo en una situación parecida a la que vive el país heleno, que ya es popularmente conocida como la tragedia griega.  

El impuesto de patrimonio

Últimamente se ha estado barajando desde el gobierno la posibilidad de volver a instaurar el impuesto de patrimonio, que grava la fortuna de los llamados ricos. Pero lo cierto es que en la práctica esos supuestos ricos resultan no serlo y se acaba cargando contra la clase media-alta. Además, este tributo supone una penalización al ahorro y provoca la fuga de cerebros y de capitales al extranjero (no necesariamente a paraísos fiscales), ocasionando que la recaudación global de impuestos se resienta. Igualmente hay una serie de problemas relacionados, como la arbitrariedad a la hora de tasar el valor de antigüedades o inmuebles, o casos en que personas con un gran patrimonio heredado pero baja renta no sean capaces de afrontar el pago del tributo.

Así pues, el regreso de este impuesto que fue eliminado por el propio gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y que solamente es vigente hoy día en cuatro países europeos, carece de sentido en apariencia, aunque no será hasta el próximo día 16 cuando el Consejo de Ministros decida que hacer al respecto.

El voto en blanco

Tras la publicación de nuestro primer artículo, El sistema electoral español, hemos recibido algún que otro correo pidiéndonos que aclarásemos una cuestión igualmente desconocida para la mayoría de la ciudadanía, el voto en blanco. Muchas son las personas que piensan que este va a parar al partido más elegido, o que equivale a no votar, o a hacerlo de manera nula; pues bien esto no es así.

Los votos en blanco no se los lleva ningún partido, pero sí benefician a las formaciones políticas más grandes, influyendo en los resultados finales. ¿Cómo se explica esto?

Ya comentamos en El sistema electoral español que para que cualquier partido pueda obtener representación ha de conseguir al menos el 3% de los apoyos (a nivel provincial), pero ese 3% se calcula en función de todos los votos válidos (papeletas marcadas correctamente o en blanco). Por ello si emitimos un voto en blanco, este entra a formar parte del total de las papeletas válidas haciendo más difícil obtener ese 3%. Por ejemplo, situémonos en una provincia donde estén llamadas a las urnas 200.000 personas. Si finalmente hay 150.000 votos marcados correctamente, 30.000 en blanco y 20.000 ciudadanos que no voten, para obtener representación se precisan como poco de 5.400 apoyos (3% de 180.000); pero si en esa misma provincia hay 150.000 papeletas correctamente marcadas, 50.000 personas que no acuden a las urnas y ningún voto en blanco, el mínimo necesario es de 4.500 (3% de 150.000). 

Obviamente estas no son cifras significativas a la vista de los grandes partidos, pero para las pequeñas formaciones puede suponer la diferencia entre conseguir o no representación. Es por ello que el voto en blanco tiene capacidad de influir en los resultados electorales, perjudicando a los pequeños partidos nacionales.